Cuando muramos, lo importante puede que no sea cuanto mal hemos hecho o cuanto bien, ni cuantas veces di una propina, o cuantas veces una palabrota. Lo importante puede ser preguntarse … ¿Cuantas personas han sido más felices, porque alguna vez su vida se cruzase con la nuestra? Hacer bien sin mirar a quien. La mejor recompensa, una sonrisa agradecida.